Esta semana, el fiscal Leandro Arévalo convocará a familiares de la jubilada asesinada en el barrio San José para que vean los elementos secuestrados al imputado, Johnatan Cáceres. Además, espera por los resultados de las pericias en las ropas incautadas, que estaban manchadas con sangre.
El fiscal Leandro Arévalo convocará a familiares y allegados de Elizabet Othondo (81, la jubilada asesinada en su casa del barrio San José durante un robo, para que vean unas alhajas secuestradas durante el allanamiento en el que detuvieron a Johnatan Cáceres y reconocer si pertenecían o no a la víctima.
Además, el fiscal aún espera por los resultados de las pericias químicas a las prendas de vestir de Cáceres incautadas en el allanamiento al hostel donde se hospedaba, ya que un pantalón tenía manchas hemáticas que, de coincidir con el ADN de la víctima sería una prueba prácticamente irrefutable de que él es el asesino.
Cáceres se encuentra detenido en la Unidad Penal 44 de Batán, imputado por el homicidio en ocasión de robo de Othondo, ocurrido el sábado 3 de junio en una casa de Rodríguez Peña al 2700.
Cabe recordar que el hombre se desempañaba como peón de un techista con el que había trabajado tanto en la casa de Othondo como en la de María Angélica Rossi, la otra jubilada que fue asesinada en su vivienda, de Los Chañarez entre Los Calas y Yanquetruz, durante un robo.
Esas dos similitudes, además de que las mecánicas en ambos crímenes fueron prácticamente idénticas: asaltos violentos en el que golpearon hasta matar a las víctimas con objetos contundentes y luego intentaron prender fuego el lugar.
Otro dato sospechoso que surgió con la pista del trabajo realizado por Cáceres, es que el sábado 3 de junio a la tarde, es decir el mismo día en que fue encontrada asesinada Othondo, le escribió a su empleador para avisarle que no podía trabajar porque se había lastimado su mano. Fuentes judiciales explicaron que el sospechoso incluso mandó una foto de la mano con sangre y agregó que lo habían querido asaltar.
Desde la Fiscalía N° 1, a cargo de la investigación por el crimen de Rossi, sigue muy de cerca la situación de Cáceres. Entre los secuestros de las prendas de ropa del imputado, también quedaron incautadas unas zapatillas que cotejarán con marcas halladas en el domicilio de la mujer que vivía en el Bosque Peralta Ramos y que podrían confirmar la hipótesis de que el hombre también estuvo vinculado con el crimen.